jueves, 28 de junio de 2012

¿QUÉ ES LA MEDIACIÓN?


La mediación es una forma de resolver conflictos entre dos o más personas, con la ayuda de una tercera persona imparcial, el mediador. Los mediadores no son jueces ni árbitros, no imponen soluciones ni opinan sobre quién tiene la verdad, lo que buscan es satisfacer las necesidades de las partes en disputa, regulando el proceso de comunicación y conduciéndolo por medio de unos sencillos pasos en los que, si las partes colaboran, es posible llegar a una solución en la que todos ganen o, al menos, queden satisfechos.

La mediación es VOLUNTARIA, es CONFIDENCIAL, y está basada en el DIÁLOGO.


Los principios de la mediación:
  • En el proceso de Mediación, el poder lo ejercen las propias partes. 
    Son los participantes los que controlan el proceso y las decisiones.
  • Neutralidad del mediador. Antes de iniciar una mediación, el mediador debe preguntarse sobre la existencia de alguna circunstancia susceptible de crear parcialidad en el desarrollo de la misma.
  • Confidencialidad en la mediación. Durante la mediación los participantes mantienen la privacidad más absoluta y tienen la garantía de que lo que se dice en una sesión de mediación no podrá utilizarse ante un tribunal.
  • Voluntariedad. La mediación requiere del acuerdo libre y explícito de los participantes. La mediación no puede imponerse. No se puede obligar a nadie a establecer relaciones o a llegar a acuerdos.

Las funciones del mediador:

La función esencial del mediador consiste en ayudar, en asistir, en facilitar a las partes implicadas en un conflicto en relación con dos aspectos básicos: en primer lugar, en todo lo que se refiere al proceso mediante el cual las partes interactúan, se comunican, se relacionan y plantean alternativas o soluciones a sus problemas, para ello, el mediador ha de procurar crear un entorno de confianza, en el que las partes se sientan seguras de que van a poder expresar sus opiniones libremente, ser escuchadas, ser respetadas y no ser forzadas o presionadas para aceptar propuestas con las que no están de acuerdo. Y en segundo lugar, en aquellos aspectos relacionados con los objetivos que persigue el proceso de mediación, ya se trate de alcanzar acuerdos, de mejorar la comunicación o las relaciones entre las partes, o de ambas cosas, que sería la meta óptima. De manera más específica, las funciones más importantes del mediador pueden resumirse en las siguientes:

·  Reducir la tensión que puede existir por los enfrentamientos previos entre las partes.
·  Facilitar la comunicación entre ellas.
· Propiciar y ayudar en la formulación de propuestas positivas y de acuerdos, como parte del proceso o como su culminación.
· Escuchar para promover la reflexión de las personas sometidas a presiones y conflictos.
·   Generar confianza en las soluciones propuestas por las partes.
·   Derivar los casos hacia otros profesionales cuando la mediación resulte ineficaz.

Es importante tener en cuenta que el mediador no debe limitar su función al mantenimiento de la paz o al ordenamiento del conflicto en la mesa de negociación. Su papel debe ser el de una persona que constituye un recurso activo, y a la cual las partes puede acudir y, cuando tal cosa es adecuada, debe de estar dispuesta a suministra sugerencias y alternativas de procedimiento y sustantivas que ayudaran a las partes en el curso de las negociaciones eficaces. El mediador tiene que ser una persona creíble merecedora de la confianza de las partes, sincera y honesta, y aquí se sitúa el eje arquimédico que determina en buena mediada el éxito de nuestra función y el prestigio ante los demás. Trabajar con personas de carne y hueso es algo que marca la diferencia frente a otras profesiones y actividades.

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